Rob Schneider es el
ladrón condenado por fraude, como la
película, que ingresa en
prisión, e interpreta y dirige la
película. Pero el gran gag es que aprende artes marciales antes de atravesar la rejas para hacerse
respetar. Riendose de todo el mundo
globalizado y sus razas diversas consigue
además que sea el peor trabajo de
Adam Sandler, que
tambien es
difícil. Ni David
Carradine consigue salvar la
función, con cierta
obsesión por algunos temas sexuales por cierto. Te ignoro
Schneider.
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