Maldito Quentin Tarantino, que bueno eres cuando quieres. Que cine, homenajes ajustados, honrosos, de quien ha visto buen cine y ama el cine, ha vuelto el Tarantino de Jackie Brown , de kill Bill 1y 2 de Pulp Fiction y de Reservoir dogs. Y que personajes, sostenidos en cada segundo por inmensos dialogos, inesperados, amenazantes en el filo de la mas humana de las ambieguedades cercana a las bestias. como dicen en el film, la minima diferencia entre la rata y la ardilla. Cine dentro del cine hasta quemarlo (sic), cine sin fin, con escenas cuadradas con una musica ejemplar, con una fuerza in crescendo sostenibile, con un metraje exacto para cada dialogo y cine sin magia porque tiene la tecnica de mantener en vilo al espectador sin golpes de efecto absurdos. Un cine que se ha perdido, que parte quiza de una ficcion, pero que hace olvidar la temperatura de la sala para deslumbrarnos imaginando en nuestro interior que representa la forma de cada nube.
Brad Pitt, que la prefiere logicamente a Walkiria, Christopher Waltz, Eli Roth y nuestro Daniel Brülh, (Salvador) son cinefilamente falsos y crueles, despiadadamente acertados. Con un teniente de Tennesse al frente, un grupo de soldados italo americanos-judios, se dedican a matar nazis y cortarles la cabellera con todo el salvajismo apache. Siempre, quedando por debajo del terror de las SS y de su brutalidad, lo que da carnaza al espectador para justificar las acciones de venganza y limpieza del grupo. Violencia extrema como el bate de la epoca, accionado con pericia asesina y que preludia la escalada de sangre y fiereza con que se intentara liquidar en el guion al coronel cazajudios y al actor del film de propaganda filmado por Goebbels, francotirador con mas de 300 victimas en sus muescas.
Film de gran tecnica de entretenimiento, que podria haber tenido dos o tres capitulos mas, que te sienta en sus mesas de club o de tasca como un personaje mas, transmitiendo como puede hacer Spielberg por ejemplo el asco hacia el nazionalsocialismo y su arte y apologia de la guerra. Todos los juegos de palabras, los acentos, las costumbre de como se pide un whisky, la ligera sobreinterpretacion, sirven para contar la historia de un cine en Paris durante la Segunda Guerra Mundial,-La Gramaar,- en el que un golpe de telefono podia haber cambiado el curso de la contienda, incluso finalizarla. Gracias de nuevo Quentin por este Cinema Paradiso antinazi.
lunes, 21 de septiembre de 2009
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1 comentario:
Carai Joan, quines "dentetes" que em fas. Sebla per el que dius que així que torni haure de veure-la...
Aqui, no més hi ha BOLIWOOD exxx !
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