Scott Charles
Stewart utiliza efectos especiales y un par de sicarios para matar vampiros a porrillo. Pero con 87
min, no importa nada de lo que pasa. Un batiburrillo de
géneros que culmina en un cura
ninja que debe cumplir una promesa de matarlos a todos, con una velada critica al aparato
eclesiástico defendiendo a los enviados del gran hacedor. Junto con
Paul Bettany y
Karl Urban, Obama y el cine de su
país si que
deberían hacérselo mirar.
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