Francia, 1935. Un investigador deberá resolver el asesinato de un banquero parisino. De entre una serie de pintorescos sospechosos destaca Madeleine, cuyos deseos de fama y fortuna se pondrán en el camino de la investigación.
Es a la vez a la vez como una demostración involuntaria de ideología reaccionaria y como cínico argumento con el que convencernos de que todo es manipulación, falsedad y simulación. A la. banda sonora le faltan canciones reconocibles, el París de época queda demasiado acartonado y las jóvenes heroínas pueden resultar incluso irritantes. Con todo, hay que reconocer que funciona. François Ozon se ha rodeado de un reparto brillante, Nadia Tereszkiewu¡ckz, Isabellle Huppert, Favrice Luchini i Danny Boon. Y los coloca en unas secuencias tradicionales, casi teatrales que beben del mejor cine dorado americano . Un divertimento sensacional. Un título cargado de guiños a las "screwball comedies" del Hollywood dorado que, sin embargo, se siente rabiosamente actual. Un divertimento que nos devuelve al Ozon más desenfadado.
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