Isabel es una costurera que reside en San Mateo de Alajuela, un área rural de Costa Rica, donde vive con sus dos hijas y su esposo. Un escenario en donde el peso de la familia es muy grande y la posibilidad de elección de las mujeres es escasa. A raíz de la presión social para que tenga un hijo varón, una serie de revelaciones la llevan a enfrentarse consigo misma, su entorno y su familia. En El despertar de las hormigas, la ópera prima de Antonella Sudasassi (San José, Costa Rica, 1986), se retratan todas esas pequeñas presiones que suponen ser mujer y madre en un ambiente diseñado a medida de los hombres.
Fuertemente ligada a su contexto aunque extrapolable a muchas sociedades del mundo, este primer largometraje de la directora costarricense es una crítica sutil pero incisiva de los comportamientos de toda una sociedad asentada sobre valores equivocados que se transmiten de generación en generación.
Se suele pensar que el machismo sólo afecta a las mujeres y no es así. También se supone que enmarca las acciones violentas de hombres a mujeres. "Las conductas violentas vienen por parte de nuestras madres, hermanas, amigas... que van enseñando a sus hijos a respetar y ser partícipes de ese círculo".
Sudasassi comenta que con El despertar de las hormigas quiso "reflexionar sobre esas pequeñas acciones que día a día nos van enseñando a complacer, servir, atender, estar casadas, ser madres, ser para los demás. Enseñanzas que no surgen de la mala intención, sino de la costumbre".
 Antonella Sudassasi.
La idea de este proyecto surge desde el propio núcleo familiar de la directora. Vio cómo sus abuelas, sus tías, se dedicaban en un cien por cien a los demás. Ese concepto de ser mujer y estar al servicio de los otros creo que todavía nos sigue determinando"."En América Latina, las mujeres todavía nos enfrentamos a ciertas ideas sobre cómo nos tenemos que comportar".
Bajo la dependencia económica de su marido (Alcides), Isabel está obligada a justificar cada mínimo gasto. El papel masculino, en cambio, es muy dependiente de la protagonista para las actividades del hogar. "Hay cosas que se viven a puertas cerradas, acciones machistas que se siguen haciendo y las vemos como si fueran naturales".
La película ha sido rodada en un ámbito rural de Costa Rica en el que los 7.500 residentes del poblado no conocen el cine y apenas tienen relación con quien reside fuera de allí. Es por ello que, al "querer representar esa realidad", Sudasassi ha contratado para la grabación a nativos, en vez de actores, lo que conllevó un trabajo previo importante.
"Durante la investigación me quedé a vivir un tiempo en el pueblo. Estuve varios meses en casa de una familia para captar su dinámica y, así, ir de lo particular a lo general para reconstruir la esencia de esa provincia de Costa Rica", comenta Sudasassi. "Al escribir el guion me di cuenta de que no había alguien más que pudiera interpretar a los personajes que la misma gente del pueblo".El proyecto que se divide en tres partes: el cortometraje El despertar de las hormigas: la niñez(2016) en el que se retrata la vida de una niña que tiene su primer encuentro con su sexualidad; el largometraje, y un documental, que retrata la sexualidad de las mujeres mayores de 60 años. Este último "se encuentra en desarrollo, sin fecha aún de estreno".