Si la orden del Fenix fuera el ejercito del Fenix, Daniel Radcliffe y su autor David Yates, ya estarian detenidos. Su acusación, pues presentar una película en un colegio de magos sin magia alguna o en el peor de los casos sin el ingrediente principal de la magia, la ilusión. Ni el fastuoso juego del Quidditch aparece para que podamos comprender al menos alguna de sus reglas. Yates , equidistante de Cuaron y no tan oscuro, de Crhis Columbus y de Mike Newell, quienes tambien han osado firmar sendas partes de esta serie de anillos e interminable, realiza esta quinta entrega con pulcritud electrónica y sin ningún corazon. Ni en el beso famoso a Cho, nuestro Harry hace sentir otra sensación que la inhabilidad imberbe. ¿Quien puede tener interes en que el público de todas las edades se adhiera como el betún a estas series cinematogràficas?. Y dejo para un blog literario el porque si es interesante las lecturas de Los Hollister o Guillermo Brown.
Personajes sin alma, casi sin nombre, con profusion de datos para que los mayores acompañantes hagan su sudoku particular y no sean ni capaces, como los espectadors menores, asustados y retorcidos en sus butacas de miedo de captar la simple linea absurda y pueril argumental por llamarla de alguna manera.
A la espera de la sexta entrega, "H.P y el Misterio del Principe".-al menos fuera Felipe-, recordaros que esta temporada si que hubo dos estrenos de magos, de autèntica magia y por tanto màgicos, De obligada visión en su momento para toda esta tropa infantil que no puede llegar a entender el porque esta magia potteriana, no nos a yuda a ser mejores.
domingo, 15 de julio de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario