sábado, 18 de diciembre de 2010
Balada triste de trompeta
Alex de la Iglesia es un director desmesurado. Que lo avale Tarantino en Venecia es la muestra. Grandes momentos se mezclan con secuencias ridículas. Solo impiden el abandono de la sala nombres como Carlos Areces, Carolina Bang, Antonio de la Torre o Santiago Segura. Como hace con su filmografia, este creador se fagocita en su mar de ideas. Bueno el dramatismo de simbolizar en dos payasos las dos españas de postguerra hasta unas postrimerías del franquismo delirante del 73. Fatal el dramatismo triangular trapezoidal con inquietante mujer circense. Pelicula sin red en la linea horribilis de Muertos de risa. Plagado de homenajes al mundo cinematográfico del circo, no podemos creer que existan payasos malvados. Nos quedamos escuchando el titulo de una gran canción con una bola roja pegada a la nariz.
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