Tom Hanks es un director inocente.Y con esta ingenuidad, quizas aparente, se introduce en la hoguera de las vanidades de la crisis actual para darnos su particular vision.Sin el glamour habitual en las comedias romanticas, se une a Julia Roberts para interpretar dos figuras comunes sobre la posible y siempre confortable posibilidad de tener una segunda oportunidad en el amor con Bryan Cranston y Gugu Mbatha-Raw de pivotes.Gracias Hanks por ahorrarnos por una vez el empalago, la melaza y la pedanteria del cine ombligo al uso.
lunes, 3 de octubre de 2011
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