Nunca dejare de sorprenderme del pábulo que damos a este tipo de cine que abusa de la composición estética de las secuencias de artes marciales, armonizacion brillante de movimientos imposibles y cierta delicadeza en las ejecuciones sumarias. Además en esta ocasión Wong Kar Wai le da una patada en la boca a la guerra no olvidada chino-japonesa. Director sobrevalorado para mi, introduce además el amor entre las grietas de las tristes y pesadas peleas. El sentimiento y la belleza hacen olvidar que era lo que quería contar. La nieve o la lluvia se convierten en los auténticos protagonistas de un espectáculo al que un tsunami de imagenes se ha llevado el contenido. Basada en la vida del maestro de kung fu de Bruce Lee, Yip Man, renueva el director su nostalgia por Hong Kong buscando la emoción de un amor secreto e imposible. En la década de los 30 en Foshan se reunen los mejores maestros para rendir homenaje a Gong Baosen y su famoso estilo de las 64 manos. A través de la figura legendaria, renueva su tragedia personal, emigrante de hace 50 años en la propia China, a la que recuerda con unas pinceladas históricas. Las artes marciales le procuran saltarse las leyes de la gravedad y la limitacion de los cuerpos humanos a moverse en el espacio. Quiza si que Tony Leung, Zhang Ziyi y Chang Chen, Chiu Wai, Zhang Ziyi o Zhao Benshen sean grandes maestros. Kar Wai en este y otros géneros todavía no lo es.
jueves, 16 de enero de 2014
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