El polémico pase en el pasado Festival de Sitges, en el que los espectadores salieron indignados, los que quedaban, fue su plataforma de salida. Se me hace imposible comprender como el publico aguanto durante 80 minutos, el loop de la misma secuencia de no mas de 1 minuto. De hecho, esa proyección es algo así y asi lo titularon como un 'macGuffin' (bocadillo ), no confundir con un cameo. No es más que el acicate para una serie de actos y reflexiones que van más allá del mundo propio de los 'youtubers' y si, acaban teniendo millones de visitas a consecuencia de todo aquel espectáculo. Una de las cosas que se dice en el filme de Carlo Padial: los creadores de contenido son hoy los punks del audiovisual. No olvidemos a Wismichu (Ismael Prego).Pero es una alerta, que ha hecho un filme que no es, como resulta habitual en él, ni documental ni ficción ni mezcla de las dos cosas, el género Padial, sino para Wismichu y compañía: los punks fueron domesticados por el sistema. A partir del gag-bucle-provocación que se proyectó en Sitges, se construye una trama práctica sobre el audiovisual actual, la incidencia de las redes, el papel de los críticos, los productores, la distribución, el fanatismo y los festivales. Con ironía, con gags excelentes (Carlos de Diego, uno de los guionistas del filme, abatido y tras el pase en Sitges) y dejando, la voz cantante al 'youtuber' protagonista. No creo que sea incapaz de ver en una sala la tomadura de pelo orquestada que proyectó en Sitges, pero eso forma parte del juego. "Genio o psicopata", dice un espectador al salir del Retiro de Sitges. Comparaciones con Duchamp son demasiado. El filme de Padial lo deja claro.
miércoles, 27 de marzo de 2019
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