Mejor conocedor de otras aguas, Giusseppe Tornatore se encharca en la falsedad, el esteticismo y la sofisticacion del arte. Geoffrey Rush,como en el discurso del rey, va tejiendo su papel sobre una tela primero en esbozo, mas tarde con sombras hasta que este negociante de arte, experto en tasación y subastas, se enamora de una misteriosa cliente. Una historia de amor fraudulenta que nos llevara a un final duro y artificioso. Las simples interpretaciones de Jim Sturgess y, Sylvia Hoeks no ayudan a reflexionar sobre el fraude, la belleza o el amor en la madurez. Salimos de Cinema Paradiso 1988 o de Una pura formalidad 1994, conocedores de que Tornatore cubre con bálsamo la aristas mas salvajes, siempre buscando la mejor oferta para inquietarnos. Como en las relaciones de largo recorrido, nunca sabes si tu eres la mejor oferta...
domingo, 7 de julio de 2013
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