lunes, 14 de agosto de 2017

la hora del cambio

Un politico progresista es el centro del humor grueso que se aplica a la vida politica y las virtudes que se supone deben tener los politicos. Al no erosionar nada de las instituciones queda en una comedia simple y dicharachera sin mas. Las parodias de otros films italianos, solo hacen que menguar el poco estilo y personalidad de Ficarra y Picone  que no hubieran asomado su cine en los 50 del neorrealismo italiano. Dos jovenes se enfrentan al alcalde de una localidad siciliana, que explica por radio su programa mientras las calles se llenan de basura por una huelga de limpieza entre las que descubre que con la corrupcion se vive mejor. Quinto film del dueto, Ficarra ha actuado en 10, es un claro admirador de Benigni. El sentido del film es extrapolable a cualquier parte del mundo en que una baño de honestidad, puede producir un panico y una epidemia de rechazo.   Los vecinos del pequeño pueblo siciliano de Pietrammare están hartos de las carreteras con socavones, el tráfico insufrible, la basura acumulada en las aceras y de que no pase un día sin pisar un excremento de perro, mientras ven cómo el alcalde desvía fondos hacia un puerto sin barcos o una fábrica que contamina. Es La hora del cambio, y tras las elecciones un nuevo edil llega con la firme intención de cumplir su programa electoral. Pero, ¿estará la gente preparada para un político honesto? Con un idilio especial con el público italiano, que ha convertido a su quinto film, La hora del cambio, en la comedia más taquillera del año en el país transalpino, Salvatore Ficarra y Valentino Picone (Andiamo a quel paese)  dirigen su objetivo hacia un tema tan de actualidad como la corrupción política, y en tono satírico reparten las culpas de este mal endémico entre aquellos que se enriquecen a costa del dinero público y los que, con sus votos, les permiten seguir en el poder. Vincenzo Amato (Invencible (Unbroken)) se convierte en el candidato a la alcaldía que lucha por dirigir con honestidad la ficticia población mientras que Tony Sperandeo (Baaria) interpreta al corrupto alcalde que se sienta en el sillón del despacho del Ayuntamiento como si fuera su trono. Los propios Ficarra y Picone interpretan a dos cuñados que protagonizarán algunos de los momentos más comicos del film.

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