Film correcto de Stephen Frears que se sustenta en Steve Coogan, cínico periodista, y Judi Dench como la mujer que después de 50 años quiere saber donde esta su hijo, después de que se viera anonimamente ingresada en un centro irlandés y embarazada, viera como las monjas daban a su hijo en adopción. Dench impotente que, gran señora del cine, pasa de la lágrima fácil, para mostrase humilde y vulnerable al pedir ayuda al político en paro de Oxford, ahora periodista sin prestigio. Montada un poco a golpes, Frears rehuye la emoción y la sensibilidad que requieren estos melodramas de gran carga humana. Proyecto personal de Coogan, actor, productor y actor al que Frears solo ha podido dar un marchamo televisivo gracia a su discreta aportación esta vez, de una cámara balanceante entre los dos mundos anglosajones. Denuncia, critica a la Iglesia, y homenaje a los fieles que ultrajados de cualquier forma mantienen su fe al margen del horror. Un caso extrapolable a la España actual el de Philomena Lee. El cine, las películas no deberían fallecer para explicar historias que renuevan los buenos sentimientos.
miércoles, 5 de marzo de 2014
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