Guillaume Nicloux (La religiosa) nos hace vivir un secuestro como en un documental. Todo el mundo muy enrollado, el omnipresente Houellebecq habla de arte y de política con su secuestradores sin urgencias y con resultado variopinto. Lo acontecimientos son, retención aparte, innumerables comidas con la familia que lo retiene, beber en grupo y fumar punteando las discusiones filosóficas y literarias sobre lo divino y lo humano. Consigue además hacernos mas amables los captores, de etnia gitana, que no el autor, burdo y maleducado, elementos de los que abusa en su ya desagraciada posición. Documenta la narracion del literato que desapareció unos días en el 2010 dando pie a todo tipo de especulaciones, que el mismo alimenta en este falso film con sus propia interpretación. Que otra cosa se podía esperar del autor de Las partículas elementales, Lanzarote o La posibilidad de una isla. Nada que no inventara ya Agatha Christie en 1926. Menos falsos son los secundarios Mathieu Nicourt, Luc Schwarz o Maxime Lefrançois.
miércoles, 3 de septiembre de 2014
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