De Andrew Zvyagintsev. Cine ruso. Como el nombre del director. Duro, irrepetible, tenso y con pocos halitos de esperanza. Bosques, ramas, soledad, enebran el tejido de la clase media de un modelo de sociedad. Con una gran visibilidad, nos muestran la desaaparicion de un hijo en pleno declive de sus padres. Solo hipnotizados podemos mantener el interes por la trama como ya sucedia en Leviatan o Elena. La desolacion y frio ambiental nos puede remitir a un ejercicio bergmiano moderno. Y es ostensible el paralelismo entre la historia contada y el pais en lo que su autor llama la simulacion democratica. Es su belleza que le proporciono el premio del jurado de Cannes y estar entre las 5 extranjeras al Oscar. En medio de un divorcio en el que prima el resentimiento, la frustración y las recriminaciones tras doce años de matrimonio, ambos se han embarcado en una nueva vida con otra pareja y esperan impacientes pasar página y empezar de nuevo, aunque eso implique abandonar a su pequeño hijo, que se convierte en un muñeco de trapo utilizado por los dos. Las cosas cambian repentinamente cuando, después de ser testigo de otra de sus terribles discusiones, el niño desaparece. Andrey Zvyagintsev vuelve en su quinto film, para escribir y dirigir esta historia sobre las consecuencias extremas del fracaso de un matrimonio. La crisis matrimonial afectará directamente a su hijo de doce años, que desaparece tras una pelea. Ese acontecimiento provocará que ambos tengan que apartar sus diferencias por un momento, afrontar el castigo y aunar fuerzas para encontrar a su pequeño. La actriz rusa de televisión Mariana Spivak protagoniza la cinta junto a Aleksey Rozin.
jueves, 1 de febrero de 2018
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