Nadie es perfecto decía el titulo falseado. Fernando León de Aranoa y su día tampoco. El sobrio director de Los lunes al sol y Familia, sigue comprometido con el cine social aunque para ello tenga que sacrificar valores dramáticos y sentimientos de sus personajes que posiblemente irían por otro lado. Para evitar todo este entramado de intereses, propone una subterránea romántica que no logra sostener el film. Y al humor le ocurre lo mismo que al amor. Es el vehículo insuficiente para colar al espectador reflexiones sobre la guerra a través de unos diálogos morales. Se beneficia el día de un sembrado Mambru, (Benicio del Toro) y Tim Robbins que se supera a su mismo y que por medio de su enloquecida vida-guión, va subiendo la temperatura del film. Y aun un chaval completa el trio subiéndose a sus espaldas, Eldar Residovic. Olga Kurylenko, y Melanie Thierry ponen el tono bélico a su belicismo femenino. Otro film en el que a través de la ironía todo el mundo puede dejar clara su posición en un tema controvertido. En este caso las montañas de los Balcanes en 1995. Mientras la guerra se zurce en los despachos unos cooperantes intentan ayudar bajo la sospechosa mirada de los nativos. Un cadáver en un pozo y el fin en consecuencia del agua potable desata de nuevo la tensión de difícil cura. La cuerda inexistente seria la tirita sanadora del caos , la violencia y el odio latente. Guerra entre guerras de la novela de Paula Farias, Dejarse llover, entre En tierra de nadie y cualquier documental sirio actual. Guerra absurda donde lo importante es la comida y que no se apague el móvil, cosa que deja perplejos a nuestra unidad de sanitarios. Parece que una aplicacion del móvil, puede ahuyentar a los mosquitos. Eso seria perfecto.
martes, 1 de septiembre de 2015
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