Susanne Bier es una resultona directora nórdica que cuando su film camina con dificultades se apoya en elenco de actores. Como ocurrió en Serna, Después de la boda o En un mundo mejor. Aquí la soportan Coster Waldau, Ulrich Thomsen y Maria Bonnevie de la escuela danesa. Y como si no tuviera suficiente con esta ayuda, da rienda suelta a planos de mal gusto como el del bebe que no aporta nada moral precisamente. Un guión manipulador al limite,con giros inverosímiles, y con referencias a la droga que por lo visto no se tomo nadie para escribirlo mejor. Drama inconsistente en el que un hombre cambia a sus hijo muerto por otro como si fueran cromos. Una historia cruel y sin sentido de violencia domestica como tantas hay cada día, pero que al ser ficción no se debería haber expuesto de esta forma tan truculenta. Lo que si es cierto es que Bier se merece aun otra oportunidad, ni que sea la ultima, por sus intentos de cine comprometido.
jueves, 17 de septiembre de 2015
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