Desde su llegada a un colegio de los suburbios de Bratislava, La profesora María Drazdechova ha cambiado por completo la vida de niños y padres. Dominando con puño de hierro a través de prácticas corruptas, el intento de suicidio de uno de sus alumnos hace que la dirección se plantee seriamente emprender acciones contra ella. Pero los vínculos de la institutriz con el Partido Comunista la hacen prácticamente intocable, y provoca que las familias, cuyo futuro está en juego, se sientan amenazadas. Basado en hechos reales ocurridos en el bloque soviético en la década de los 80, la historia de esta profesora de dudosos métodos da el salto a la gran pantalla de la mano de Jan Hrebejk (Líbánky), que compone una película que entre la denuncia y el contexto sociopolítico esconde un relato sobre el miedo, el oportunismo y la dignidad humana. Zuzana Mauréry (Karol's Message) da vida a una dura profesora que, a través de manipulaciones e intimidaciones, inculca los principios del comunismo a sus alumnos en una época pasada que, sin embargo, sirve al director como ejemplo de los dilemas morales a los que cualquiera se enfrenta hoy en día. Completan el reparto de La profesora Csongor Kassai (con el que el director repite tras Divided We Fall), Peter Bebjak (Anjeli) y un nutrido grupo de jóvenes intérpretes novel Distingamos entre el didactismo, tendencia natural a la que tienden los maestros en general y sermonismo, texto oral en el que se mezclan la ilustración cultural con todo tipo de advertencias. Sin contundencia gracias a un humor negro que lo cubre todo,el bullyng denunciado queda entre la farsa y la ironía mas endeble. Las relaciones con la cúpula comunista en la Bratislava de 1983 no eran ciertamente fáciles. Para sortearlas, y evitar duros enfrentamientos, Jam Hrebejk se mira en el espejo de los 12 hombres sin piedad del 57. Los excesivos reflejos del cristal le devuelven demasiados errores fuera de plano
sábado, 22 de abril de 2017
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