Felice Castriota es un hombre de negro arrestado por reciclar dinero de la mafia. Para obtener la clemencia de la justicia, Felice denuncia al jefe con el que estaba involucrado y el tribunal lo condena por un año de servicios sociales bajo un régimen vigilado, que a su vez se traduce en la obligación de residir en el centro Don Giannella en Roma. ayudando al director, Don Pino, a tratar con un grupo de invitados discapacitados mentales o físicos. Es importante que la sede de la institución sea la capital porque Felice teme la venganza del jefe, y está bien. De hecho, el terrible U Pacciu solo quiere saber dónde se esconde para traerlo de vuelta a Puglia y hacerle pagar.
La principal peculiaridad es que Cortese rechazó la posibilidad de usar actores en el papel de discapacidades y optó por rodarla en el romano Centro don Guanella, con los propios discapacitados internos como actores. Una tarea que Fabrizio Maria Cortese ha definido como "difícil" pero también de "fascinante". Al fin, todo el equipo de rodaje tuvo que trabajar con los discapacitados: haciendo talleres, aprendiendo su forma de expresarse... Al fin, según Cortese, se estableció una magnífica relación entre los 8 actores con discapacidad y los actores profesionales, hasta el punto que hoy en día todavía mantienen una muy buena relación.
El director ha tratado de sacar trascendencia a la discapacidad en una película donde no obvia nada: ni los cambios de pañales, ni las crisis graves, ni los problemas entre los cuidadores y los internos, ni las relaciones entre discapacitados. Cortese critica el hecho de que el cine ignore determinados temas incómodos, y cree que esta película puede ser una nueva vía para abordar estos temas tabú.
Cortese trata un tema en el qué es muy difícil no caer en la sensiblería; para evitarla no duda en usar el humor y la ironía. Una obra con una trama previsible, pero que Cortese consigue salvar con este recurso a la ironía, y con un tono de gran optimismo, que permite tratar un tema a menudo incómodo y convertido en tabú. La película cuenta con un excelente trabajo de los internos del centro don Guanella (el "Paradiso"), pero también de Fabrizio Ferracane, en el papel de empresario crápula, que comparte reparto con Valentina Cervi, que hace de psicóloga del centro. Al fin, Tengo amigos en el Paraíso es una película consigue motivar, y conmover, pero al mismo tiempo hace reír y pensar.
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