Steven Spielberg es un director apasionado por la historia y la guerra, que le permite lanzar a sus personajes en medio del caos. En este caso el caballo Joey, animal imparcial y que le permite constatar la absurdidad del entorno bélico.También plantea las relaciones paterno filiales con reconciliación a avanzada edad y su tardío instinto paterno. Consciente de que quiere narrar historias que sus hijos vayan pudiendo ver, y recordar cosas de hace 100 años, muestra una violencia intensa pero no gráfica, manteniendo fuera de la pantalla lo que ahora considera que no es familiar.Enaltece en el film la generosidad y nobleza de los animales, absolutamente ligados a los humanos en casos extremos como guerra o policía, y nos cuneta una contienda en la que murieron 9 millones de caballos, llevándose con ellos una importante cantidad de sentido común, destinado a despertar los sentimientos mas nobles. Es su quinta película de guerra, afición que naciera escuchando historias de veteranos en su casa. Esta vez es la novela de Michael Morpurgo, repleta de efectos psicológicos, la que también da papel a Jeremy Irvine, Tom Hiddleston, Emily Watson y Niels Arestrup.Quizá el que mas deambula es el propio caballo entre emociones extremas y angustias coronarias. Cinéfilos encontraran a faltar el sentido trágico y estético de Robert Bresson en Al azar Baltasar, esta vez, un asno.
miércoles, 15 de febrero de 2012
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