Cuando el comentarista sobrevuela aburrido el set del film de James Watkins sin apreciar nada destacable, es porque ocurren dos cosas. Que hay un exceso de grúas presupuestadas en el guión y que se le ha ido la mano con las maquinas de niebla. Algo parecido hace el la historia, circular y previsible, buscando un misterio que es muy débil. Fríos escenarios y horribles muñecas completan la confusión interpretativa de Daniel Radcliffe, Ciaran Hinds, Janet McTeer y Alexia Osborne. No les ayudan tampoco la extensa batería de efectos para espantar como ruidos desagradables o un montón de apariciones por la espalda.
domingo, 19 de febrero de 2012
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