Podría ser el ultimo film del húngaro Bela Tarr sobre la descomposición del mundo por decisión propia. Como lo fue el episodio turines que narra de Nietzsche con un caballo maltratado antes de caer en la locura.Una cámara con largos planos, repetitiva en su narración manifiesta el ritual de sacar el caballo, sumirlo al carro, limpiarle, calentar agua para hervir patatas, comerlas, vestirles, levantarse, ir a buscar agua en un retrato espeluznante sobre la pobeza y la miseria. Música personal de Mihaly Vig que pone el saber y el gusto a la experiencia obsesiva convirtiendo al film en memorable. Radical el retrato de la hija en media del hogar y del paisaje hostil azotado por el viento helado. El cine de Tarr (La condena, Nido familiar,Armonías de Werckmeister o El hombre de Londres) es triste, melancólico, solitario, seco como la buena ginebra pero bello como el blanco y negro, es interpretado con aspereza suprema por Janos Derszi, Erika Bok y Mihaly Kormos.
martes, 14 de febrero de 2012
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