El tranquilo Robert Lorenz hace su inmersión en el mundo del béisbol, con la premisas de todo deporte. El esfuerzo y la superación a la que Clint Eastwood solo aporta esta vez su interpretación, con lo cual al film le falta humanidad y la fuerza de sus films como director. Sentimental como cuando visita la tumba de su esposa, la historia de su hija, abogada y casi abandonada de pequeña y blanda en los personajes adyacentes como Amy Adams, John Goodan o Justin Timberlake. Previsible, solo se soporta por la categoría indiscutible de el maduro actor. Con referencias a toda la filmografia Eastwood, el mismo asume el riesgo ante la cámara del endeble guión y para sostener su tercera edad, recurre a bares,cerveza, country, cigarrillos y virilidad machista de toda la vida. El es el que consigue que su ayudante de dirección des de los 90, levante el golpe de efecto. Que el actor hable con su prostata casi fuera de servicio y que sus cataratas le impidan segur siendo el buen ojeador de jugadores, fortalece su interpretación de viudo, lengua larga y desagradable que no cederá nunca como ya hizo en Gran Torino. Antes practicara bailes de salon.
sábado, 24 de noviembre de 2012
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