Hedi un viento de libertad

Mohamed Ben Attia debutante en la animación del film, con un marcado acento  francés, vuelve al mito nada debutante de  Hedi, como sabemos enaltecedora de buenos sentimientos, valores y emociones. Tampoco los actores parecen noveles. Esta vez nuestro  Hedi mirara hacia la Tunicia actual atrapada todavía en su pasado.  Lo hace aprovechando un viaje de su protagonista. Historia y biología enlazadas en un guión  de puntillas y encajes delicados. La familia o el amor de juventud, de libertad de descubrimiento e el dilema d e este joven apocado pero lleno de ira y ansiedad, que se sumerge demasiadas  v veces en el lecho de la melancolía.Hedi no busca conflictos, no habla mucho y tampoco tiene demasiado carácter o grandes ambiciones. Deja que su madre, autoritaria y avasalladora, le arregle un matrimonio; que su hermano mayor, que viene de Francia para la boda, le diga cómo actuar y que su jefe, la misma semana que va a casarse, le envíe a Mahdia. Precisamente allí conocerá a Rym, una mujer que atraerá a Hedi por su espíritu libre y con la que tendrá una aventura. Sin embargo, el enlace sigue su curso, y Hedi tendrá que elegir. En su ópera prima, Mohammed Ben Attia disfraza de drama con tintes de romance una visión de su Túnez natal hoy en día, ejemplo de un mundo que poco a poco cala en la sociedad post primavera árabe. En Hedi, un viento de libertad seguimos la aparentemente anodina vida de su protagonista, interpretado por el debutante Majd Mastoura, un hombre agobiado por tradiciones que, por norma general, agobian más al género femenino, y que encontrará una vía de escape precisamente en el espíritu libre de una mujer. De este modo, Ben Attia invierte los roles de género en el mundo árabe con una conmovedora cinta que bebe del cine de los hermanos Dardenne (aquí productores) mediante una puesta en escena naturalista y con un especial cuidado de los personajes. Completan el reparto las también actrices novel Rym Ben Messaoud y Omnia Ben Ghali.