lunes, 25 de febrero de 2019

Destroyer, una mujer herida

A Karym Kusama le interesa mas el interior de esa mujer policia que la accion que puede interpretar. Para ello cuenta con los ojos bellsimos y la nariz, casi siempre ensangrentada. La distancia con su hija es el otro argumento, ademas de su redencion por los errores cometidos en una operacion de infiltrada en su juventud. Un rostro mas demacrado y cansado a golpes de maquillaje, actriz a cara lavada,  habria dado mas naturalidad  al simple papel, que solo ella ha magnificado. Porque la directora se ahorra las persecuciones a cambio de ametrallar sn descanso entre mesas y sillas. Quiza por ello la movida policial habitual al aprendizaje del skate. Tanto ojo semicerrado a golpes desconcierta al final si las sacudidas pestañas son la linea roja que la separa de la muerte. Erin Bell fue una agente del FBI infiltrada en una banda criminal. Ahora es una veterana detective de policía en Los Ángeles que lleva años torturada por los errores cometidos en un atraco, que terminó de manera trágica y la marcó física y emocionalmente hasta el punto de incapacitarla para conectar con su hija de 16 años. La reaparición del asesino y líder de aquel grupo de atracadores, le ofrecerá la oportunidad de redimirse y asegurar un mejor futuro para su familia. El mayor enemigo de alguien suele ser uno mismo. Con esta premisa tan sencilla (y habitual en su filmografía), Karyn Kusama (La invitación) confirma su trayectoria ascendente y se alinea con las directoras a seguir en Hollywood gracias a un thriller criminal, en cuyo epicentro se sitúa una detective de policía en plena autodestrucción física y mental. Los errores del pasado, y la voluntad férrea para enmendarlos caiga quien caiga, son el tema principal de una cinta que se acerca a la humanidad de un personaje consumido por la culpa en un peligroso viaje hacia la redención donde reina la violencia y los recuerdos dolorosos. El implacable paso del tiempo también adquiere su parte de protagonismo, al contarse la historia desde dos épocas distantes conectadas a través de flashbacks. Heredera de la ambigüedad moral de clásicos, ofrece una nueva interpretación magistral Nicole Kidman (Aquaman) en uno de los papeles más de su carrera. La acompañan Toby Kebbell (Operación: Huracán), Tatiana Maslany (La dama de oro) y Sebastian Stan.

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