Godard a sus 88 años, el cineasta francés se mantiene en activo como uno de los nombres indiscutibles de la historia del cine y al mismo tiempo como uno de sus representantes contemporáneos más heterodoxos. Sus películas actuales se escapan de las convenciones del cine institucionalizado que consiguen moverse por los circuitos tradicionales. Cada estreno de una nueva película del director de 'À bout de souffle', es un roto a la visión comercial de la idea generalizada de qué es el cine. También un desafío para quien la mira incluidos los profesionales. Premiada con una Palma de Oro Especial en Cannes 2018, que el jurado presidido por Cate Blanchett se invento ante la dificultad de encajar una obra de Godard en un palmarés al uso, 'El libro de imágenes' es una continuacion de 'Histoire(s) du cinéma' (1988-98) para expandirlo más allá. Sobre ese ensayo videográfico, que replanteaba la manera tradicional, de entender la historia del cine, ponia en la pantalla una cuestión: hasta qué punto las imágenes fallaron respecto de los horrores del siglo XX en general y el Holocausto en particular. En el no dejan de aparecer algunas de las obsesiones recurrentes en este sentido del director, sobre todo la construcción de una Europa que ha convertido lo que deberían ser las herramientas de garantía de la democracia, las leyes, en nuevas formas de represión. Y por ahí asoma un homenaje a Cataluña.
Aplica su credo de principio, nudo y final, pero no precisamente por este mismo orden. Asi "se apropia" de la imagen de los clasicos para dar fuerza y conviccion asus ideas. Como por ejemplo el tren en films de Fellini o Buster keaton, para encuadrar la libertad. Frases como "ninguna actividad es arte hasta que acaba su epoca". Son algunas de las frases guion del film dividido en cinco partes, desbordante de imagenes y palabras. De ellas se desprende que su alegria actual no es la misma que cunado rodo Al final de l a escapada. La nouvelle vague, huerfana de Truffaut de agarra a Godard para tener continuidad y poder seguir enfrentandose a la hipocresia social, al poder en definitiva.
Aplica su credo de principio, nudo y final, pero no precisamente por este mismo orden. Asi "se apropia" de la imagen de los clasicos para dar fuerza y conviccion asus ideas. Como por ejemplo el tren en films de Fellini o Buster keaton, para encuadrar la libertad. Frases como "ninguna actividad es arte hasta que acaba su epoca". Son algunas de las frases guion del film dividido en cinco partes, desbordante de imagenes y palabras. De ellas se desprende que su alegria actual no es la misma que cunado rodo Al final de l a escapada. La nouvelle vague, huerfana de Truffaut de agarra a Godard para tener continuidad y poder seguir enfrentandose a la hipocresia social, al poder en definitiva.
Además de los invitar subirse al film a cinematografías árabes, Jean-Luc Godard convoca a su habitual corte a Luis Buñuel, Jean Renoir, Roberto Rossellini, King Vidor, John Ford, Pier Paolo Pasolini, Carl T. Dreyer, Georges Franju, Alfred Hitchcock, Jean-Pierre Melville, Max Ophüls... Trata igual un fotograma de Rosellini que a un 'frame' registrado desde un móvil y subido a internet o a las imágenes grabadas por él mismo de forma expresa para la película, en una visión democrática de la imagen. “Solo en el fragmento es posible encontrar la verdad”, dictaba Bertolt Brecht. La hiperfragmentación es uno de los recursos clave en el proceso de creación de Jean Luc godard. Plantea desde el inicio el concepto de pensar con las manos, una hermosa manera de defender el montaje artesanal como método de análisis crítico de la imagen. Porque antes de los 'memes', los 'gifs' animados y la metatelevisión, Jean-Luc Godard ya comentaba las imágenes a través de otras imágenes.
En su caso, el trabajo con el material de archivo se combina con la actualización, en plena era digital de recursos propios de las vanguardias, como el 'collage', y la apropiación de imágenes ya existentes a partir de repintarlas, recontextualizarlas o añadirles una nueva capa dialéctica a través del uso de la banda de sonido. También acude a la inclusión constante de planos en negro que sobrepasan la mera función de puntuar el metraje para rellenarse semánticamente en un discurso donde se habla del horror y del vacío y, en última instancia, de la inefabilidad. Jean-Luc Godard adopta múltiples estrategias que impiden cualquier lectura unívoca, plena e incluso por momentos inteligible (la falta de algunos subtítulos no es una casualidad), para exasperación de algunos espectadores. "Con 18 tengo bastante"- dice propio Godard. "los mismos que vinieron a mi primer estreno. Pero al mismo tiempo dispara hasta el desbordamiento infinitud de nuevas ideas y traza otros caminos a explorar en nuestra relación vital con las imágenes.
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