viernes, 4 de octubre de 2013

Dragonslayer

Absolutamente fascinado por este retrato, de rabiosa actualidad, sobre un sector de la juventud. El azar de los estrenos logra unir dos películas con el mismo tema, unos jóvenes que flirtean con el delito, de un mismo espacio geográfico, el estado americano por excelencia del lujo y la decadencia, al mismo tiempo, California. Un fondo idéntico para un tratamiento y resultado radicalmente distinto: Dragonslayer de Tristan Patterson y The Bling Ring de Sofia Coppola.El cineasta de esta película, premiada con los galardones del jurado al mejor documental y fotografía en el Festival South by Southwest® de Austin (que, al tiempo que avanzan sus ediciones, se confirma como el Rotterdam americano, por su exquisitos descubrimientos del mejor cine indie) o en Festival canadiense de documentales Hot Docs, narra en una cuenta atrás, del más optimista 10 al más desesperado 0, captando a la vez, la vida de un medio famoso skater adolescente californiano, Josh ‘Skreech’ Sandoval, con la frescura y la inteligencia de las mejores ficciones.Adolescentes, skate y piscinas se han convertido en la marca de cineastas, como Larry Clark, uno de sus padrinos, y casi en un subgénero con sus fieles seguidores. Como Ícaro, intentando despegarse del suelo, el protagonista va desgranando retazos de su vida. Sus momentos de intimidad con Leslie -su nueva novia-, sus inquietudes (en lo que respecta a su hijo), sus sueños más inconfesables, sus miserias para sobrevivir en la América que no sale en los blockbusters y sus momentos de éxtasis (provocados por sustancias no muy recomendables).

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