Es una película pura de cinéfilo, de cine club de arte y ensayo decíamos antes. Vientre blanco es la niebla que abandona una ciudad, por ejemplo Vic. Jordi Lara, como en la niebla, ha combinado la humedad con la pasión y sin prisas, ha dado vida a unos capgrossos de cartón que "tienen" vida propia. Cuatro historias con actores no profesionales que muy bien hubiera firmado Fellini, omnipresente con una música popular que realza los subidones del guión y que firma también este imaginativo director, escritor(Una maquina de espabilar pajaros de noche) y músico. Presentado en festivales de Corea y la India, el film sigue acumulando prestigio en el mundo de exhibicion alternativo. Tres porteadores de los cabezudos y su entrenador nos acercan a su mundo sensible, estético, luminoso y nos hacen participes a través de sus ranuras de su intimidad vital. Reivindicativa y bella, resume entre unas callejuelas de pueblo y su plaza la vida profunda, lo importante de la cultura, el amor al pueblo y la familia.Un viaje hacia la vejez, iluminados por las pinturas de Sert. Valores contra la sociedad competitiva y llegar a conocer lo importante de la vida. Xevi Blancafort, Xevi Furriols, Enric Andreu y Manuel Dot nos llevan en volandas en un espacio donde la meteorología también padece Alzheimer. Nostalgia de un cine que pudo ser y no fue, que mueve el alma y no la pantalla. Un cine que si te tragas tu frágil humanidad puedes llegar a bailar con dignidad frente al cadáver de tu madre.
jueves, 24 de octubre de 2013
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