Dos talentos unidos, Terry Gilliam y Christoph Waltz unidos, sirven de poco. Bueno si, para que un pobre solitario que solo busca y no encuentra nada y que perdido en la teoría del todo queda prendido en un futuro impredecible. La angustia vital consume al genio de las computadoras, un tipo que vive recluido en una vieja capilla de Londres con poco contacto con el mundo exterior. En busca constante de respuestas que den sentido a su existencia, trabaja para el enigmático "Management" en un experimento científico que desvelará el propósito de la vida en el ser humano. Pero, mientras avanza en sus investigaciones, conocerá que el amor es el motor de la existencia humana. Ciencia-ficción, filosofía y metafísica confluyen una disertación sobre el sentido de la existencia humana y sobre la responsabilidad intrínseca del hombre sobre sus actos dentro de la vorágine del determinismo (acción -causa-consecuencia) Saturación de colores y decorados acojen este futuro tecnocrata e informático que es donde se enfrenta nuestro enfermo protagonista a la resolucion de un teorema. La formulación es la incógnita del debate entre la forma y el contenido, que nos remite al cine de los 80 pero con menos ideas. El film es Monty Phyton en estado puro con toda su química, en este caso distopica, su creatividad insultante, su vértigo caótico y que puede producir una desmesurada irritación. Matt Damon, Tilda Swinton, Melanie Thierry y D. Thelwis por el contrario parecen complacidos con el experimento.
miércoles, 3 de diciembre de 2014
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