Cine radical este del georgiano George Ovashvili que ya gano con su proyecto el festival de Karoly Vary. En 100 minutos, apasiona la relación entre un abuelo y su nieta, en un pequeño islote cultivando maíz, hasta la llegada de los soldados (Mandarinas). Una belleza serena y la triste realidad se funden en la cámara y crecen como la semilla en la tierra. La lentitud es vida, la tenacidad limpieza de espíritu. Mas imagenes que palabras cuentan en el marco de la guerra georgiana como el rió destruye y vuelve a construir una isla base de la cabaña habitaculo desde donde se cultiva la cosecha. El cine vuelve a ser el dialogo entre el hombre y su entorno, la naturaleza.El río Enguri forma la frontera entre Georgia y la República de Abjasia, dos territorios aún en tensión tras la guerra de 1992. Con la llegada de la primavera, el río forma pequeñas isletas con un suelo tremendamente fértil. Esto es lo que atrae a un viejo granjero de Abjasia, que junto a su nieta ocupan uno de estos territorios para construir una cabaña y sembrar maíz. Entre el crecimiento del cultivo y el florecimiento de la joven, el anciano deberá afrontar el inevitable ciclo de la vida. Con esta situación geopolítica como telón de fondo, Ovashvili cuenta, con un equipo artístico y técnico en el que participan 13 nacionalidades, se apoya en un pequeño reparto formado por intérpretes experimentados, como el turco Ilyas Salman, un actor, director, guionista, escritor y músico que ha participado en 43 películas y series de televisión. Le da la réplica la joven Mariam Buturishvi, que debuta en el mundo del cine con un papel, el de nieta delanciano, que adquiere una gran importancia a lo largo del film.
lunes, 25 de mayo de 2015
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