El cadáver de un marinero es arrastrado por la marea hasta la orilla. Si no tuviese las manos atadas, sería otro de los hijos del mar que encontró su tumba entre las aguas mientras faenaba. Sin testigos ni rastro de la embarcación del fallecido, el inspector Leo Caldas se sumergirá en el ambiente marinero del pueblo, tratando de esclarecer el crimen entre hombres y mujeres que se resisten a desvelar sus sospechas y que, cuando se decidan a hablar, apuntarán en una dirección inesperada. Como el cadáver, el film hubiera podido llegar al a playa pero tiene las manos atadas y se queda en un film de inspector de zona rural.. El de las manos atadas es Gerardo Herrero que dirige con flojera, sin electricidad y no capta en ningún momento la idiosincrasia de un pueblo costera de esta índole. Crimen con vista al mar, en la que adapta la novela policíaca de título homónimo del escritor gallego Domingo Villar, que también colabora en la redacción del guión. En la línea del thriller clásico, Herrero no tiene ni adquiere un profundo conocimiento del género y nos lleva hasta la tensa investigación de un enrevesado asesinato, en el que abundan mentiras, pistas falsas, giros de la trama. El protagonista principal es el dos veces ganador del Goya Carmelo Gómez (Tiempo sin aire), que trabaja como un policía lacónico y solitario. Ésta será una de las últimas oportunidades para ver al actor en la gran pantalla, después del anuncio de su retirada del cine. Le acompañan Antonio Garrido (La chispa de la vida), como un policía algo brusco recién llegado a Galicia; Marta Larralde (El apóstata); Celia Freijeiro (De chica en chica); Tamar Novas (Los abrazos rotos); Luis Zahera (Celda 211) y Pedro Alonso.
domingo, 11 de octubre de 2015
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