Se nutre Alejandro Amenabar de su Tesis americana del 97 y su conocimiento de asesinos en serie y demás. Lo que podría ser una habitación romana o la caída libre de la cultura alejandrina por el agujero negro de la historia. lo bloquea el director con un personaje Ethan Hawke, a medio camino de todo, que equilibra la regresión evidente de la carrera cinematográfica de este hombre director. Un policía obsesionado en ayudar a una joven cuya familia se lo pasa de lo mas bien con sus practicas satánicas. Una Emma Watson que poco tira del hilo todo y su implicación y perjuicio personal. Si estaba cómodo con el ágora en el mar adentro, porque lía su buen artesanato con un estilo de cadena norteamericana , se debe preguntar David Thewlis. Sin notar de momento el aliento en el cogote de los otros congéneres de promoción, subido a este tren que va como un caballo de vapor al trun trun, no creo que nadie le abra los ojos de momento.
miércoles, 7 de octubre de 2015
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