miércoles, 31 de marzo de 2010

Querido John

Como producto televisivo de buena calidad que es, Lasse Hallstrom no se ha molestado demasiado en dotar de contenido sus personajes. Amanda Seyfriend, Channing Tatum, Richard Jenkins y Henry Thomas se hartan de leer cartas mientras nos muestran el perfecto funcionamiento de los correos americanos, cosa que sabiamos desde Bufalo Bill. En este punto ya hemos llorado, pero Lasse añade autismo, cánceres terminales y victimas del 11 S.
Bebe el director de los films bélicos propagandistas de la segunda guerra mundial, sin conservar un ápice de su ironía que los hacia soportables y vendibles. Cuando pedimos contenido de protagonistas no quiero decir que se mojen besándose bajo la lluvia.
Si hubiera dicho al principio que el autor de la novela es Nicholas Sparks, autor de Mensaje en una botella, habríamos adivinado que su historia iría como siempre de cartas o diarios sentimentales, bodas imposibles, felicidad truncada por alguna desgracia irreparable y promesas de lágrima fácil, querido Lasse. Y que no es el autor de Las normas de la casa de la sidra.

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