viernes, 7 de septiembre de 2012

El rio que era un hombre


Un actor alemán se sumerge en un viaje iniciático por el sur de África, a través de un caudaloso río, acompañado de un anciano pescador en una sencilla canoa. A medida que se adentran en el interior de Botswana, se va forjando una relación de amistad entre ambos, aunque marcada por el interminable silencio. Sin embargo, el destino le tiene preparada una fatal sorpresa: el nativo muere durante una noche y el queda a merced de la naturaleza, vagando sin rumbo por un rio que parece no tener final.
Tras unos buenos trabajos en el mundo del cortometraje (What would the drop know about that), que despertaron el interés de la crítica y de los jurados de algunos festivales de renombre, el director alemán Jan Zabeil debuta en la gran pantalla con este drama existencial, metafísico, de algún modo poético, donde la naturaleza más salvaje, los paisajes más bellos de África chocan con la concepción occidental de la vida que tiene el actor centroeuropeo protagonista. "El río que era un hombre" despliega una batería visual de imágenes, de corte academicista y con una técnica cinematográfica depurada, sobre el escenario en el que transcurre su trama, reflejando la belleza de la naturaleza que le rodea así como de su hostilidad para el foráneo que se decide a internarse en ella. La cinta ha obtenido el Premio Kutxa Nuevos Directores del Festival Internacional de Cine de San Sebastián en el 2011.
El actor germano Alexander Fehling es bastante conocido en Alemania gracias a películas como "Si no nosotros, ¿quién??" o "Goethe", pero internacionalmente saltó a la fama debido a la popularidad de la cinta de Tarantino, "Malditos bastardos", en donde interpretaba al Sargento Wilhem. En "El río que era un hombre" cambia completamente de registro al encarnar a un actor, en busca de energía vital, en el mágico continente africano, al borde de la muerte en un río desconocido y en la soledad más absoluta.

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