Ole Bornedal cambia los lugares pero no los hechos, cuenta sin atmósfera, tensa pero no asfixia. La niña de siempre, poseída hasta limites increíbles por el diablo que ofrece un baño de tremendismo exorcista. Perdida la parte de parodia del asunto, se adereza con tres o cuatro sustos y se agarra sin conseguirlo a la seriedad imposible y el rigor inútil. El film significa el retorno del director al cine americano 15 años después de Arrastrame al infierno y El visitante nocturno bajo el auspicio del rey del terror sin criterio, Sam Raimi. Otro subproducto que interpretan Natasha Calis, Jeffrey D. Morgan, Kyra Sedgwick, Grant Show y Madison Davenport. La cinta gira en torno a un singular recipiente de madera, que en el folklore judío recibe el nombre de "dibbuk", en donde los antiguos carpinteros encerraban a espíritus maléficos errantes, ansiosos por encontrar un huésped en el que residir.
miércoles, 12 de septiembre de 2012
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