Me diría Alejandro Gonzalez Iñarritu si e conociera, que "tu eres aquel que me quiere tanto". Porque a pesar de su virtuosismo estilístico, su paso adelante en la creatividad, sus reflexiones sobe los miedos de los actores, aquí Michael Keaton, y el análisis de los mecanismos de la representacion teatral, no me siento cómodo en el film, no consigue llegarme, como no lo hizo anteriormente (amores perros). Los especialistas han comparado su film con un lipdud extremo, o un libro sin puntos ni comas. Compleja la dualidad del protagonista, superheroe contra su voluntat y que no hace nada de lo que quiere. Y para ello cuenta con un triángulo entre mágico e intenso cuyos otros lados son Emma Stone y Edward Norton, la gran X del film. Para demostrar su buen hacer, Keaton pasa de un hombre con alas a alquilar un local en Broadway para montar e interpretar un drama de Raymond Carver (De que hablamos cuando hablamos de amor) con caravannings, beodos y mujeres sin pasado, totalmente fatalista. A quien le guste quedar exhausto con el cine de Iñarritu vivirá una maraton de tristeza y humor especial. Y quizá llegue a comprender la filosofia del paso del dos veces Batman a un Birman mediocre. El hombre de 21 gramos ha regresado al mundo Hollywood, pero sin renunciar, sin doblegarse demasiado a los cánones de Los Ángeles. Para eso ya se lleva el suyo. Digno biopic de la soledad de la fama, de los contactos de las redes sociales, del falso éxito y popularidad que invade de melancolía la atmosfera. Recuperado de la ruptura con su guionista estrella,el director mexicano recompone su originalidad con un experimento desordenado. Biutiful! al menos.
sábado, 10 de enero de 2015
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