Disney se ha apropiado de los cuentos de los Grimm, La cenicienta, la caperucita, Rapunzel y Jack y las judías mágicas, en su parte de acción. La clave para relacionarlos sera una pareja de campesinos que tendrán que reunir una vaca blanca, un mechón de cabello rubio, una zapatilla de oro y una caperuza roja para deshacer una maldición. A base de colorete y decorados ridículos los ha convertido en historias de moral reaccionaria.Y ha obligado a Rob Marshall (Chicago, Annie) a improvisar coreografías sin ser el mejor experto en números musicales del mundo. Sin demasiada inventiva con la cámara, todo parece limitado como el material para el montaje. El musical de Stepehn Sondheim, que al parecer es como lo imagino, se hunde progresivamente a pesar y con los pesos pesados de Meryl Streep, Emily Blunt, James Corden, Anna Kendrick y Johnny Deep, revestido de cantante. Una película en dos partes, con guión para grandes espacios, encorsetada e incomoda en un escenario de Broadway de 1987, nada mas lejos de Disney. Cuando todos los mezclados protagonistas del film se dirigen hacia su final feliz, aparece un gigante que dirigirá la de repente oscura historia hacia destinos mas tenebrosos aunque menos depresivos para que lo pueda leer toda la familia. Hay que recoger firmas para respetar a los clásicos, o todos serán reciclados en zombies y cazadores de vampiros como ya ha ocurrido.
domingo, 25 de enero de 2015
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