Por fin una película que se puede ver. Quiero decir, con luz, de día y de noche, con los espacios infinitos del western, dando el poder a la imagen, con diálogos atendibles y no solo alaridos sin frase y sobretodo, admirar alguna cosa mas que lo que puede iluminar la ráfaga de un fusil ametrallador. El responsable es Tommy Lee Jones, que nos lleva una vez mas a donde no llega la ley ni el estado, donde el hace lo que puede para mantener los atisbos de civilizacion. En este páramo de justicia encontramos a Hillary Hawks, mujer que toma las armas cunado hace falta y que apareja cuando procede su cultura y orden al delincuente bebedor y burlón. Ella le convencera para devolver a la civilizacion a tres mujeres enloquecidas por las duras condiciones de vida y los malos tratos. James Spader y Miranda Otto son algunos de los actores que te hacen entrar el film a sangre y fuego. Tiene entre sus muchos méritos la película, haber fracasado en Cannes hace dos años. Genero dento el genero que atesora matices el comportamiento humano, en el que la moral ronda los convencionalismos, el desprecio y el machismo. Segundo film excelente de Lee Jones después de Los tres entierros de Melquides Estrada en el que vacía toda su forma de ser, grabada como su faz. Por fin un film por el que vale la pena, cruzar el río en barcaza como hace Tommy, bailando, borrachos y disparando al tun tun. Mirándolo todo con la curiosidad de sus ojos. Solo la lapida (Rosebud?) nos separa el caos.
domingo, 15 de noviembre de 2015
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