Patrice Leconte no ha tenido la suerte del Marido de la Peluquera, para poder rodar la química inexistente entre los protagonistas de esta ardiente capitulo amoroso, relleno de sensualidad, que se vuelve chirigota y frió como un tempano. Ni en la fotografía del esforzado Eduardo Serra aparece una brizna de pasión, ni un chispazo de angustia entre Rebbeca Hall y el impertérrito Richard Madden. El Ridicul (o) mayor desde su film de 1996. Otro triángulo mal orquestado con los lados demasiado desiguales y ángulos inversos imposibles. Inspirado en el Viaje al pasado de Stefan Zweig, el pasado parece tan lejano, que ha perdido incluso el rescoldo del recuerdo en los ocho años de separacion. Por el mismo precio podían haber elegido "Impaciencia en el corazón". Y eso que Alan Rickman o Toby Murray, aguantan un isosceles, equilatero o lo que les echen.
domingo, 8 de noviembre de 2015
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