viernes, 10 de noviembre de 2017

la gran enfermedad del amor/the big sick

Triangulo pakistanes, musulman y blanco norteamericano,mezclan su humor acido, con la naturaleza oriental y una gotas de nuevo york en noviembre. Pero tanto esfuerzo en comprenderse, implicarse en la integracion, mostrar los encantos naturales  a traves del respeto mutuo, cansa. No ayuda tampoco los gags facilones y estereotipados del guion.Mas interesante es descubrir que puede tener Emily de nieta de Elia Kazan. Un cómico que, en un espectáculo de monólogos, conoce a Emily. Lo que en un principio se presentaba como un encuentro de una noche se convierte en una relación que empieza a avanzar y consolidarse. Sin embargo, el proceso no será nada fácil, ya que la pareja tendrá que enfrentarse a las diferencias culturales, sobre todo personificadas en las expectativas de los padres del joven consorte, musulmanes estrictos. A ello se sumará el descubrimiento de que Emily padece una misteriosa enfermedad. Apadrinada por Judd Apatow, productor, y dirigida por Michael Showalter (Hello, My Name Is Doris), cuenta el verdadero romance entre el cómico Kumail Nanjiani (Mike y Dave buscan rollo serio) y Emily V. Gordon, responsables a su vez del guion de esta película. Nanjiani, además deautor, actor, guionista y responsable del argumento, se convierte en el protagonista de su propia historia y forma tándem en la ficción con Zoe Kazan (Amigos de más) para contar la inusual aventura que esta pareja vivió desde que se conocieron hasta que se casaron, sorteando matrimonios concertados, padres conservadores y una extraña enfermedad. Con el sello Apatow, los sentimientos y emociones se transmiten a través de un sentido del humor salido de la realidad y el tono autobiográfico de Nanjiani y Gordon, en el que se combina la ternura de la historia de amor con la tensión del drama médico. Completan el reparto de esta divertida película sobre los conflictos culturales y la adaptación la oscarizada Holly Hunter (Batman v Superman: El amanecer de la justicia), Ray Romano. Lo que podia haber sido un buen monologo por el arte de la complacencia se queda en un recitado compartido. Otra  vez sera.

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