martes, 5 de junio de 2018

El hombre que mato a Don Quijote

Solo, no Han sino solamente, Terry Gillian podria haber se atrevido a parodiar la inacabable novela de Caballeria, nuestro entrañable Don Quijote. Pero en la produccion domina España, lo cual quiere decir que es pobre, quiza solo salvaria la secuencia de los molinos, que es hasta donde han llegado los que lo han intentado leer. El resto, un manojo de buenas ideas, el libro las tiene, mal resueltas por lo expuesto. Nada tiene que ver que ahora se diga que el quijote era catalan y que lo escribio Cervantes en una prision barcelonesa. Sin dinero es complicado desarrollar la creatividad phyntoniana y Terry lo deja en una sueño onirico con aquella nube que interpreta y significa todo. Orson Welles, como un molino tambien tiro sus aspas y abandono en proyecto. Medio en color, medio en blanco y negro, la historia del zapatero que llega a caballero, a tropezones, sin regularidad ni ritmo, lejos del nivel de Gillian y los suyos. Un idealista estudiante de cine que filmó un remake de El Quijote en un pequeño pueblo español se ha convertido en un cínico director de anuncios regresa a La Macha y decide visitar el lugar. Allí presencia los terribles efectos que produjo el rodaje, sobre todo en su actor protagonista, ahora un anciano demente que se cree realmente el caballero de la triste figura. Éste tomará al cineasta como escudero y, juntos, vivirán una gran aventura donde se confunde realidad y ficción. Uno de los últimos grandes proyectos malditos, que comenzó su desarrollo hace 20 años (1998) y sufrió desastres de todo tipo (riadas, rodaje cancelado a los 6 días de iniciarse, enfermedad de sus protagonistas) inmortalizados en el fantástico documental Lost in La Mancha, ve por fin la luz. La particular visión de Terry Gilliam (Teorema zero) se hace película. Convertido él mismo en una versión moderna del emblemático personaje cervantino, este inclasificable cineasta dirige una aventura ambientada en un pequeño pueblo español de nuestros días. Adaptación más que libre del archiconocido texto, el film captura la esencia de la novela, y reformula sus pasajes más emblemáticos en un contexto actual, donde la ficción y la realidad se entremezclan y las justas o los combates contra gigantes conviven con la corrupción en los negocios y el mundo de la publicidad. Jonathan Pryce (Lo que de verdad importa) y Adam Driver (Star Wars: Los últimos Jedi) protagonizan este emotivo largometraje donde también participan Stellan Skarsgard (Borg McEnroe), Olga Kurylenko (La muerte de Stalin), Jordi Mollà (Operación Concha) o Rossy de Palma.

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