viernes, 22 de junio de 2018

Western

Bajo este generico titulo, y confuso, rueda desde Alemania, Valeska Grisebach, la diferencia cultural, la inmigracion y el desarraigo, el reflejo de las relaciones anteriores entre nativos y colonos, en clave Oeste, con sus reveladores paisajes, sus caballos salvajes y la inocencia de las reflexiones politicas. Cuando todavia hay tierras por conquistar por los invasores o asi lo piensan los errantes viajeros que no empiezan a ser nativos hasta que huelen el whisky y aprenden el juego de las cartas en locales que son un microclima cultural en medio de tanto salvajismo ancestral. Un western nada tradicional en el  que sus protagonistas llegaban al rodaje sin conocer el guion del dia. Las armas como discurso y enfrente la danza como propuesta de compartir y de union. Tercera pelicula con once años encima, de estilo imposible de unificar de alguien que ama en vedad el western como medio de explicacion social. Explica muy bien la distancia, dice la directora, entre la persona que quieres ser y como te comportas realmente.  Un grupo de obreros alemanes empieza a trabajar en un lugar remoto en la campiña de Bulgaria, cerca de Grecia. La tierra lejana despierta el sentido aventurero de los hombres, pero allí tendrán que enfrentarse a sus propios prejuicios y desconfianzas sobre el país, además de superar las barreras lingüísticas y culturales. Cuando llegan al pueblo, intentan imponer sus propias reglas y costumbres, pero al poco tiempo empezarán a competir por el reconocimiento y los favores de los aldeanos y la situación cambiará. La alemana Valeska Grisebach escribe y dirige una cinta que ganó el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cine de Sevilla. La película intenta reflexionar sobre las grandes diferencias socioeconómicas y culturales que existen entre los diferentes países de la Unión Europea. Así, se pone sobre la mesa la necesidad de superar los prejuicios, en un western que denuncia la condescendencia y la mentalidad de conquista de los europeos más ricos hacia los congéneres más pobres. En cuanto llegan al campamento, los obreros hacen ondear la bandera de Alemania para indicar su control en el territorio donde están haciendo la obra, con la soberbia propia de un rico frente a un pobre. A través de las interacciones de los alemanes con los trabajadores locales, se expresa el desfase entre dos mundos que todavía no han encontrado una identidad común. Los protagonistas están encarnados por debutantes en el cine, como Meinhard Neumann o Reinhardt Wetrek.

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