Conmovedora reflexión sobre el poder de la educación y la realidad de los refugiados, el documental 'Miss Kiet's children' se adentra en una escuela de provincias holandesa para contemplar con intimidad extraordinaria la relación entre una estoica maestra y los niños de Oriente Medio a los que guía. Mientras observa los aspectos más y menos amables del comportamiento infantil, la película demuestra que la empatía puede ser enseñada de forma tan efectiva como las matemáticas. Asimismo, el impacto del conflicto del que esos niños han huido es gradualmente expuesto: cuando uno de ellos revela por qué no rinde en clase, hay que estar hecho de granito para no emocionarse. Nada más desatinado que el de educar a un niño como si nunca hubiese de salir de su habitación y hubiera de vivir siempre rodeado de su gente. Si da este desgraciado un solo paso en la tierra, está perdido”, escribía Jean-Jacques Rousseau. Los niños que acuden a la escuela primaria en la que imparte sus clases la educadora Kiet Engels hace tiempo que han salido de su habitación y han sido forzados a sobrevivir lejos de su burbuja protectora, si es que alguna vez la tuvieron: son, en su mayoría, refugiados, algunos de ellos recién salidos del horror de la guerra en Siria, cuyos bombardeos siguen resonando en sus terrores nocturnos. Firmado por el matrimonio de documentalistas formado por Petra Lataster-Czisch y Peter Lataster, es mucho más que un extraordinario ejercicio de documental apoyado en la más pura –e incontaminada- observación: es también una deslumbrante lección práctica sobre las sutilezas de la educación, entendida como diálogo de cercanía que tiene en el afecto y la paciencia sus más delicadas herramientas.
viernes, 22 de junio de 2018
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