Aunque el conflicto es evidente, Phillippe van Leeuw hace de el una abstracción. No hay política, ni excusas de mala conciencia, ni critica los blancos que abandonaron medio pueblo a su suerte. Ruth Keza Nirere se oculta en un bajo tejado, mientras los dueños belgas huyen en la primera secuencia del film.
Lejos del panfleto, esquivando el drama en cada plano, consigue igualmente la sensibilizacion del publico que luchara junto a la pareja (Afazali Dawade y Lola Tuyaerts), que intenta sobrevivir en la selva.
Premio nuevos directores en san Sebastian 2009, muestra su opinión europea frente a otras incursiones anglosajonas sobre el tema, siempre construidas alrededor de un voluntarismo ejemplar de protección a las victimas.
El 7 de abril del 94 empezaron los asesinatos, violaciones, robos y salvajadas porque el dios católico del 20% de la población salio de viaje. Aquel día empezó el holocausto tutsi a manos de los hutus, que la poesía del terror, solamente puede justificar diciendo que su dios no estaba.
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