Soul Kitchen

Fatih Akin nos presenta unos personajes, Adam Bousdoukoss, Moritz Belibtreu o Anna Bederke, marginales y en situaciones limite. Pero como ya hizo Contra la pared, nos lo disimula con humor difícil de asumir por algunos y en un tono claramente distendido que es rechazado por otros. La música totalmente soul impacta todas las secuencias y configura un importante impacto estético como ya consiguió también en Cruzando el puente de su Estambul antropológico.

Experiencia en parte autobiográfica que consiste en dotar de un plus a un ya buen restaurante. Convertirlo en un centro de reunión regido por el soul y al que acuden además de comer, a bailar, ligar, soñar y por supuesto beber. Un animador real muy conocido por el director en Hamburgo relata las experiencias vividas juntos, firma el guión y casi codirige el film interpretándolo.

Sin conocer bien la alta cocina alemana, yo tampoco, pero bebiendo lo suficiente en Fassbinder, el director inyecta la fuerza turca en este film gastronómico comedia de reciente popularidad de la mano de los grandes chefs mundiales. Sin que sea el serial de fogones como American Cuisine, Big Nigth o Marta, si que la cuidada comida preside muchas de las situaciones argumentales del film.