sábado, 12 de enero de 2013

Amor

Escribo hoy este comentario en el recuerdo de Anna Lizaran.Michael Haneke habria trabajado magníficamente con su expresividad, sus pies i sus silencios, que resumían tanta contención como emotividad descontrolada siempre al servicio del arte interpretativo. Desde Agosto ya no subía al escenario. Habría podido interpretar Amor, (Actrices) porque además de ser una magnifica actriz era la historia viva del teatro y cine catalán, como lo son en Amor, Emmanuelle Riva y Jean Louis Trintignant. Ellos también, haciéndonos reflexionar sobre sus vidas, parecen despedirse de las pantallas,de forma sentimental, que no tierna, pues Haneke seria incapaz. Si en cambio mesura la calidez, el tempo de la imagen, la humanidad de la vejez y la serenidad frente al final desde el primer minuto. Matrimonio mayor con hija (Isabelle Huppert) sirven al director austriaco para hacer cada vez mas farragosos los movimientos y las situaciones mas limite, de cara, a la luz, con aceptacion y rechazo al mismo tiempo con un sereno dolor de atardecer último. Un opulento apartamento acoge a dos melómanos, profesores de música, que acogen sus ausencias desde el desayuno, iniciando el proceso degenerativo del que no nos ahorra ni un ápice ni en la decrepitud ni en la muerte. La vida cotidiana de un amor compartido en cada uno de los actos domésticos de supervivencia,en los escenarios familiares en los que la mirada llega donde no lo hace el balbuceo. Reconciliado con el enfermo autor de Funny Games, celebro este film triste y crudo, de clarificador final al principio, en el que con un plano general poderoso  podemos despedirnos de los actores. También de Ramon Agirre, Rita Blanco, Laurent Capelluto, William Shimell y Alexandre Tharaud.

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