Novela simbólica (1955) de Jack Kerouac (1922), que todavía edita 100000 ejemplares anuales, por generaciones (la beat) y mucha mas allá de una road movie. Un film proyectado durante años, desde el 68, por el complejo director Ford Coppola, hoy el productor, Walter Salles, brasileño (Estación Central do Brasil, Diarios de motocicleta), ha decidido dar cuerpo a lo intangible con el guión de José Rivera. La recta interminable del ruta 66 a finales e los 40, se ve en la diatriba de cruces como la droga (tea), el rock, el jazz (el bop de Charlie Parker), el sexo-amor y el alcohol que establecen sus nexos y comparaciones con el excelente o mitificado original literario. Un exceso técnico y unas magnificas interpretaciones de un grupo que también quiso cambiar el mundo. Impregnada del crack del 29 solo quedaba la huida hacia la libertad en un viaje por la cinta asfáltica hacia el infinito de la utopía, conduciendo Salles con mano de seda. Resume la filosofía Beatnik (Allen Ginsberg, Lawrence Ferlinghetti) según la que solamente pretendemos recubrir nuestro ser intentando disfrazar el recorrido hacia la muerte. Camino que Kerouac acabo a los 47 años en 1969, destruido por exceso de disfraz y maquillaje. Esto evito que su novela, pensada en el cine para Marlon Brando y James Dean se realizara. Han cumplido este sueño, quizá también para ellos, los hipsters Sam Riley, Garnett Hedlund, Kristen Stewart, Kristen Dunst, Viggo Mortensen , Amy Adams, Danny Morga, Alice Braga y Tom Sturridge.
lunes, 22 de abril de 2013
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