Un gran ejercicio documental que convierte las entrañas de un barco carguero, con sus sonidos y sus contraluces, claros y oscuros, en un autentico film de intriga, temor e inquietud. Con imagenes autenticas, Mauro Herce consigue un puro cine de ciencia ficción. Y dudo ahora en creer que tiene mas merito esto o utilizar material ya grabado y recomponerlo. Un vetusto carguero surca el océano mientras el sonido de sus engranajes, de una cadencia hipnótica, refleja la existencia de una maquinaria que, poco a poco, devora a sus obreros, últimos exponentes del viejo oficio de marinero, que bajo el ritmo autómata del siglo XXI empieza a vislumbrar su ocaso. Se desconoce si esta nave viaja a la deriva, o si es uno de los últimos ejemplares de una especie en extinción, lo que sí es seguro es que sus motores están en marcha y nunca paran de girar. Curtido en el mundo de cine como operador de cámara y director de fotografía, Mauro Herce debuta como director con Dead Slow Ahead, un auténtico espectáculo audiovisual que aúna el documental y la ciencia ficción. En 2013, Herce se embarcaría en el cargero Fair Lady, de bandera maltesa, para rodar esta historia que invita al espectador a imaginar que se encuentra ante el último navío de la humanidad, cuyos tripulantes desconocen el alcance del desastre, y continúan subordinados a sus labores mecánicas, todas ellas encaminadas a satisfacer las necesidades del barco. De este modo, además del Fair Lady, los protagonistas de la cinta son sus trabajadores y oficiales, que muestran con todo lujo de detalles cómo es la vida en alta mar.
sábado, 29 de octubre de 2016
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