Truculento director este James Gray a quien atribuimos Little Odessa y La otra cara del crimen. Ahora nos explica como se empezaba a manejar con el negocio del droga en Nueva York la mafia rusa Y lo hace con toques freudianos y de tragedia griega que distraen la esencia del thriller y del cine negro. Pero consigue grandes momentos en las escenas familiares con el padre Robert Duvall, otra vez esplendido, y sus dos hijos protagonistas Joaquin Phoenix y Mark Walberg. Uno delincuente y el otro policía, un drama familiar, les obliga a posicionarse en la vida como ocurre tantas veces y leiv motiv en la corta filmografia del director. La vuelta al redil del hermano excarcelado genera tensiones respecto a los negocios no siempre transparentes que organiza su familia.
La capacidad de síntesis de Gray es importante como cuando dibuja la gran ciudad retratando una discoteca de los 80 donde suena Blondie, aduciendo que en los 80 ya no se llevaba el mainstream y era difícil de reproducir la época. Basándose en Henry IV y datos personales, como Sofocles no busca la sorpresa final, siempre efímera y se centra en hablar del inevitable destino presagiado. Influenciado por el pensamiento postestructuralista de Louis Althusser, Gray no cuestiona la toma de decisiones a partir de la cultura, la lengua y la ideología con las que hemos sido programados desde la cuna. Decisiones que ayudan sobre todo a hacer la vida mas soportable. Eva Mendes también ayuda y mucho a sobrellevar bien el film. Promesa de este que escribe.
sábado, 29 de marzo de 2008
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