Peter Greenaway no es un director fácil de asimilar, ni ética ni estéticamente. Olvidadas sus recientes maletas de Tulse Luper, esas son sus películas con cuyo visionado, todavía podéis acercaros a el: Baby of Macon, El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante, El contrato del dibujante , El vientre del arquitecto, Prospero’s book’s y The pillow book. Su capacidad de fascinacion no es continua y además lo intenta conseguir con la sucesiva repetición, que hace que el espectador se de cuenta y se aburra sin darle oportunidad de gozar el ímpetu de las imagenes visualizadas. La estética llega a predominar sobre la imagen y pierde interés los enigmas de guión que el director nos ha preparado. El film es un trabajo personal y coherente con la trayectoria del perfeccionista artista. Excesiva en su teatralidad y gesticulacion de actores para insertarnos en el origen pictórico de la historia tiene peligro. Momentos de gran intensidad como los encuentros con Rembrant que interpreta no sin comicidad Martin Freeman se conjuran con otros de no tan felices.
Greenaway intenta descifrar el misterio del cuadro del pintor holandés y que represento en su vida, en base a una extensa documentacion según asegura y la especulación propia de una investigación de ficción, cinematográfica. Cinta multidisciplinar como todas las suyas, que relaciona diferentes ramas y tecnicas artísticas y su retroalimentación entre ellas, pero especialmente entre cine y pintura con decenas de referencias culturales. Especial atención al diseño, la luz y los personajes entre los que están Emily Holmes, Eva Birthistle y Toby Jones.
domingo, 1 de junio de 2008
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